En Vacío tropical, Nicole Franchy (Perú, 1977) busca crear una poética de la materialidad mediante instalaciones hechas sobre paneles de cuero de los que cuelgan delicadas piñas moldeadas en cerámica, o a través de retazos de papel que, tras ser cortados a láser, son colocados sobre páginas de enciclopedias de gran divulgación.
Su trabajo busca interpelar al espectador de manera irónica, al entrelazar el pasado con el presente por medio de la yuxtaposición de los saberes locales con los sistemas de conocimiento impuestos desde Europa, con el fin de colapsar nuestra innata condición occidental con la “otredad”. De esta manera, el quehacer de Franchy comprende un tour-de-force al transgredir las nociones implantadas desde Europa por medio del collage, técnica que incorpora desde un inicio en su obra. Fragmentos y recortes de postales de época, vinil transparente o cuero le sirven como herramienta para apropiarse del archivo y transformarlo, ya que, a través del uso de distintos materiales y temáticas, deshace y recompone las nociones culturales establecidas.
Franchy manifiesta este discurso en sus paisajes asociativos, espacios visuales donde conviven tiempos y geografías remotas. Por primera vez, representa en su trabajo una cosmología donde convergen las tradiciones locales con el fin de resaltar la visión de las comunidades indígenas, así como perfiles de individuos extraídos del atlas etnográfico Die Grosse Völkerkunde, de 1939. Al obliterar los rostros de los personajes, las obras visibilizan la manera en que las poblaciones locales y sus costumbres fueron reapropiadas y analizadas desde una óptica europea. Así, la obra de Franchy desvela las estructuras de saber impuestas desde occidente, ejerciendo un comentario al statu quo que funciona en cualquier parte del mundo, especialmente en los países que poseen una herencia colonial.